En esta entrada vamos a hablar de la actividad propuesta en el aula en la que simulamos ser miembros de un Consejo Escolar, cada uno con su rol diferente (docente, discente, director, jefe o jefa de estudios, director o directora, secretario o secretaria, padre o madre, representante del ayuntamiento...).
Nuestra función, consistió en formar las bases para la creación de un nuevo centro educativo tomando decisiones como tipo de centro, ubicación nombre...
Adjunto nuestras decisiones escritas con el puño y letra de nuestro secretario Alejandro:
Durante la reunión fue curioso vislumbrar como cada miembro del consejo acerca el ascua su sardina según sus intereses, para tratar de llegar a un consenso, en el que en nuestro caso, la mayoría de las veces no alcanzamos por unanimidad y recurrimos a una votación por mayoría. Es curioso ver como el voto de un discente vale lo mismo que el de un docente o incluso que el del director o directora del centro, es algo que en principio nos chocó. Por otro lado también nos llamó la atención que los secretarios o secretarias son miembros del consejo que tienen derecho a voz como cualquier otro miembro pero no a voto.
En cuanto a los valores indicados y tras el consenso acordado entre el Consejo, si que nos acercamos bastante a la opinión estadística de los estudiantes, la cual se nos mostró en el aula, ya que muy destacados en los 2 últimos puestos se encontraban, Política y Religión y en los primeros puestos si que estaban tanto Estudios, Trabajo como Familia.
Lo que he comentado anteriormente, tiene 2 pequeñas trampas. La primera es que no todos los votos tienen el mismo peso. En caso de empate el director o directora tiene voto de calidad para deshacer el empate (cosa que en nuestro caso sirvió para deshacer un empate en cuanto a si el centro debería ser público o privado). La otra trampa es que todo parece muy bonito, pero si todos los empleados y empleadas del centro acuden al Consejo de manera ordenada y con una opinión preformada antes del mismo, cuenta con muchísimos votos para que acabe saliendo lo que ellos y ellas quieren sin tener en cuenta al alumnado, a las familias o al ayuntamiento. A veces todo no es tan democrático como pudiera parecer en primera instancia.
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